Proceso de trabajo litográfico
Junio 2014
en Taller de Gráfica Actual
La litografía es un procedimiento de impresión ideado en 1796, hoy casi en desuso, salvo para la obtención y duplicación de obras artísticas. Su creador fue el tipógrafo alemán Aloys Senefelder. Etimológicamente, la palabra «litografía» proviene de los términos griegos lithos, 'piedra', y graphe, 'dibujo'.
En la técnica litográfica se utiliza la diferente adherencia entre sustancias hidrofílicas
e hidrofóbicas. Como el agua rechaza las tintas grasas, no se imprimen
las zonas grasas aunque se encuentran en el mismo nivel, por ello las
matrices litográficas se llaman también planográficas.
En las técnicas manuales la formación de la matriz consiste en la
adhesión de las tintas grasas y resinosas sobre el papel litográfico.
Con estas tintas se traza el dibujo que se va a reproducir, el cual
queda fijado mediante una solución de ácido nítrico y goma arábiga.
La adhesión de la sustancia grasa produce un jabón calcáreo o metálico
insoluble que constituye la base de señales de impresión.
Sobre las partes que no se entintan, debido a una preparación
especial la cual determina la formación de sales hidrofilas. En
definitiva, sobre el plano de la matriz existen dos zonas contrapuestas
gráficamente, las que generaran en la litografía el blanco (sales
hidrofilas) y las que generaran el negro (tintas grasas y resinosas),
que permiten la impresión, previas las operaciones de entintado y
humidificación. De los fondos coloreados y conformados de acuerdo con
las zonas claras del original hasta el empleo de tintas planas
superpuestas, se pasó por las coloraciones por superposición.
Hacia 1835, el impresor francés Godofredo Engelmann
llamó «cromolitografía» a la técnica de reproducción litográfica en
colores. Se hacen tantos dibujos sobre papel o placa como tintas se
consideren necesarias para la reproducción. El registro se obtiene
realizando sobre el papel de cada color la correspondiente cruz de
registro.
Para este tipo de impresión se utiliza una piedra caliza pulimentada
sobre la que se dibuja la imagen a imprimir (de forma invertida) con una
materia grasa, bien sea mediante lápiz o pincel. Este proceso se basa
en la incompatibilidad de la grasa y el agua. Una vez la piedra
humedecida, la tinta de impresión solo queda retenida en las zonas
dibujadas previamente.
Para cada color debe usarse una piedra distinta y, evidentemente, el
papel tendrá que pasar por la prensa de imprimir tantas veces como
tintas se empleen. En los carteles impresos mediante el sistema
litográfico, tan frecuentes en la segunda mitad del siglo XIX y primeras
décadas del siglo XX, se utilizaban quince, veinte o más tintas. Entre
ellos son de destacar los que anunciaban las corridas de toros, los de
las Semana Santa, y los diseñados durante la Guerra Civil española.
En una imagen litográfica las letras no pueden ser retiradas y
reutilizadas en otro sitio: son únicas y precisan redibujarse, o
copiarse, para cada uso. El litógrafo podía reproducir una imagen
«única» dibujada, combinando texto e imagen en complicadas disposiciones
formales del color. El proceso cromolitográfico alcanzó su cima durante
el siglo XIX. La mejora en los métodos del fotograbado
(el grabado de una imagen fotográfica en una plancha metálica
recubierta con una capa sensible y «mordida» después con ácido,
obteniéndose así una imagen impresora en relieve) amenazó la
supervivencia de la litografía, conduciendo a su progresivo declive a
partir de la década de 1890.
Aunque este procedimiento fue extensamente usado con fines
comerciales, la mayor parte de los grandes pintores de los siglos XIX y
XX también lo emplearon ya que facilitaba obtener un cierto número de
copias de un mismo trabajo: Picasso, Toulouse-Lautrec, Joan Miró, Piet Mondrian, Ramón Casas, Antoni Tàpies, Alphonse Mucha, Federico Castellón, etc.
Fuente de info: Wikipedia
Litografía y Fotos de Andrea Caraballo
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